Don José Manuel Espelius y Matienzo, nacido en la Habana en el año 1845 en Cuba (territorio español de ultramar), inició a comienzos del siglo XX una relación de solidaridad con el Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. 

Tras la repentina muerte de su mujer, Doña Gertrudis Pedroso, creó la fundación San José, la cual procuró becar y ayudar económicamente a los niños que querían ser maestros y Hermanos de La Salle y no disponían de los medios necesarios para alcanzar este fin. Además, dedicó gran parte de su fortuna a la financiación de la construcción de la Iglesia de la Casa de Griñón que comenzó a construirse en 1928 y fue inaugurada por Don Pedro Segura dos años más tarde. 

Esta respuesta de fe, iniciada por el adinerado señor Espelius y continuada por la Fundación San José, se mantiene hasta la actualidad gracias a la institución lasaliana, en concreto, a través de la Red de Obras Educativas La Salle Sector Madrid. 

El compromiso, no solo asistencial, sino promocional de la Fundación quiere ser una respuesta educativa a la vida compleja de las personas que les haga salir de sus situación de vulnerabilidad y les ayude a alcanzar su propia felicidad.   

La Fundación La Salle San José se inspira en la misión educativa de La Salle, que consiste en la educación humana y cristiana de los niños y jóvenes, especialmente los pobres. Por extensión, la obra socioeducativa San José busca promover el crecimiento holístico de personas particularmente amenazadas por el riesgo de exclusión.

Las obras lasalianas se comprometen en la construcción de una sociedad más justa y solidaria y desarrollan en las personas involucradas en su acción (voluntariado, destinatarias, comunidad) una conciencia social crítica y comprometida. Buscan también dar respuesta a las realidades sociales y se ofrecen como elemento transformador de las mismas desde el campo de la solidaridad, la apertura de miras, la colaboración con otros organismos, la promoción del voluntariado y la aceptación de la interculturalidad y diversidad.

En ese marco, la obra socioeducativa San José ofrece una respuesta a las necesidades educativas y sociales de las personas en las distintas etapas de la vida, una puerta abierta al barrio y a nuestra ciudad, y un punto de encuentro y solidaridad para muchos. Quiere caminar con la mirada atenta a los signos de los tiempos y a los que están heridos en los caminos de la vida y tener la flexibilidad necesaria para responder a nuevas necesidades y elementos de novedad imprevistos, aunque no estén planificados.